jueves, 11 de marzo de 2010

El legado, un comentario de Lucía

Hola Blanca,

Hace unos días terminé (he de decir que con pena) de leer El Legado. Hubiera deseado que durara más y más… Me ha parecido una historia maravillosa desde el principio al fin, que te atrapa y te envuelve desde sus primeras páginas, llevándote sin complicaciones en todo momento al entorno y época en los que transcurre la novela y que se van sucediendo en el tiempo tras las tres generaciones.


Acompañando a la ficción has ido entremezclando sabiamente datos históricos en una justa media, que ambientan el período en que se narra el relato a la perfección.


Con frases no demasiado largas y muy bien construidas, y capítulos cómodos de leer también por su extensión, nos has ido introduciendo sutilmente a los muy variados personajes creándoles a cada uno de ellos su propia vida y personalidad de tal manera que es fácil dejarse cautivar por la deslumbrante Alicia (Alice); llegar a admirar a la introvertida pero a la vez inteligente e instintiva Sofía; coger cariño al entrañable John Klein; valorar en profundidad toda la dedicación de Albert Garret hacia Alicia y Sofía; y qué decir del pobre de Will….; envidiar la fortaleza y valentía de Justine (cuya naturaleza hace merecida “justicia” a su nombre). Asimismo haces también una muy bien imaginable y detallada descripción de los lugares que nos induce a desear, por ejemplo, conocer el interior del majestuoso castillo de San Gotardo y su recóndito e intrincado sótano.


La misión del carismático Conrad Strauss (Erik Hanussen) no fue nunca fácil. En primer lugar por su “deuda” contraída con el señor de Welldone que le persigue durante toda su vida, y por otra parte bien distinta en su calidad de astrólogo y vidente de Adolf Hitler, su principal valedor, pasando este último de la admiración al odio hacia Hanussen a lo largo del tiempo.


Por su parte, Adolf Hitler nos muestra sus dos más enfrentadas caras: la del hombre enamoradizo (se traslucen sus nobles y a la vez pasionales sentimientos hacia su sobrina Geli vertidos después hacia Alicia) pero a la vez nos refleja también al hombre ambicioso con sus “ansias de dominio imposibles de detener” y su insuperable atracción hacia el poder.He notado dos partes bien diferenciadas en el libro, pues la trama hasta que Sofía se marcha a Estados Unidos bien podría haber sido en sí misma una historia independiente, pero nos haces seguir disfrutando más allá, ya que continúan las sorpresas y emociones cuando ella inicia su nueva vida y tiene a su hijo Oliver, continuador de la historia en su segunda generación, y a su vez cuando este, a pesar de las vicisitudes económicas y sentimentales con que se encuentra hacia Therese, conoce a Justine y ello no es óbice para que juntos puedan concebir esa tan temida tercera rama de la descendencia.


Se añade a todo esto un final de una gran valentía por parte de Justine y a un Oliver que se debate entre la gran cuestión final que le plantea el significado que ha tenido para él recibir el Legado y el que tuvo para el señor de Welldone.


En definitiva, todo un sinfín de aventuras, misterios, amores, odios, desvelos…. todo ello llevado de una forma muy fluida que consigue engancharte a la obra como pocas novelas son capaces. Mi enhorabuena, Blanca, por hacerme pasar ratos tan maravillosos con tu escrito.


De seguro es un libro de los que cuando pasan unos años se agradece una nueva leída, y por supuesto de recomendación total entre mis colegas amantes de la buena lectura.


Gracias amiga.

Un abrazo,

Lucía