Pocas personas influyeron tanto en la vida de Adolf Hitler como el misterioso Erik Hanussen considerado, durante muchos años, el mejor vidente de Berlín y consejero personal del dictador. Dos personalidades ambiciosas que se utilizaron mutuamente para obtener lo que más deseaban. Pero, todo tiene un precio… Hanussen ayudó a Hitler en su fulgurante ascenso al poder; sin embargo, no fue capaz de controlar las consecuencias de una descendencia con los mismos genes que el Fuhrer. A partir de la misteriosa historia de Erik Hanussen, astrólogo, vidente, mago y amigo personal de Adolf Hitler, El legado. La hija de Hitler es una fascinante novela sobre una saga familiar fantásticamente ambientada, un relato con personajes perseguidos por un pasado que determinará sus trágicos destinos.
Erik Hanussen fue un misterioso personaje. Nació en Viena alrededor del año 1880. De origen judío, su verdadero nombre era Harschel Steinschneider. En su juventud trabajó en circos ambulantes y recorrió el centro de Europa hasta que abrió un pequeño consultorio de orientación y videncia en Praga. A mediados de los años veinte, Hanussen se vio obligado a
huir de Praga y se trasladó a Berlín. En Berlín se asoció con Hans Einz Ewers, un extraño conferenciante que pronto intuyó que su relación con Hanussen podía ser provechosa para ambos. Fue él quien, una tarde, le presentó al joven Adolf Hitler. Según parece sólo conocerlo le vaticinó que en unos años «la nación germana estaría a su merced». Desde ese momento
Hitler y sus más cercanos colaboradores se convirtieron en asiduos clientes de Hanussen, frecuentando su recién estrenado Palacio del Ocultismo. En una sesión especial, Hanussen, valiéndose de la auto hipnosis, predijo el incendio del Reichstag. Al cabo de dos días el mítico edificio fue presa de las llamas. Señalado como sospechoso, el Palacio del Ocultismo fue clausurado y se prohibieron las reuniones y conferencias que organizaba Hanussen. A principios de abril de 1933, su cuerpo fue encontrado acribillado a balazos en un bosque a las afueras de Berlín. Su cadáver nunca fue plenamente identificado.
huir de Praga y se trasladó a Berlín. En Berlín se asoció con Hans Einz Ewers, un extraño conferenciante que pronto intuyó que su relación con Hanussen podía ser provechosa para ambos. Fue él quien, una tarde, le presentó al joven Adolf Hitler. Según parece sólo conocerlo le vaticinó que en unos años «la nación germana estaría a su merced». Desde ese momento
Hitler y sus más cercanos colaboradores se convirtieron en asiduos clientes de Hanussen, frecuentando su recién estrenado Palacio del Ocultismo. En una sesión especial, Hanussen, valiéndose de la auto hipnosis, predijo el incendio del Reichstag. Al cabo de dos días el mítico edificio fue presa de las llamas. Señalado como sospechoso, el Palacio del Ocultismo fue clausurado y se prohibieron las reuniones y conferencias que organizaba Hanussen. A principios de abril de 1933, su cuerpo fue encontrado acribillado a balazos en un bosque a las afueras de Berlín. Su cadáver nunca fue plenamente identificado.