viernes, 22 de enero de 2010

Desde Buenos Aires, Esther González: su visión de El legado


Una de las cuestiones que más me interesan de una novela puede formularse como pregunta: ¿Cuál es la humanidad del relato?

En el caso de El Legado no vacilo en la respuesta: es la historia de un hombre condenado a arrastrar la cruz de su culpa hasta el fin de sus días. Hanussen es, en definitiva, una persona como cualquier otra: llevado por sus ambiciones, se engaña a sí mismo, se autojustifica, y no ve el abismo hasta caer en él. De allí en más toda su vida es solo una cosa: tratar de expiar esa culpa intentando impedir que el daño se propage.

Pero su poder fue mayor que el del común de la gente y sus ambiciones más extremas que las de la mayoría de las personas; el daño causado, entonces, tiene ribetes apocalípticos. Sus actos no solo afectan a quienes lo rodean —su grupo familiar, amigos, los empleados de su empresa—: devienen en guerra, en muerte, terror. Y justamente por eso es pequeña la posibilidad de que logre revertir las consecuencias nefastas de su ambición, y le exige una tarea hercúlea.

Alrededor de este eje se teje una historia que contiene tanto personajes y hechos de la Historia “grande” (Hitler, la Segunda Guerra), como cotidianos: las relaciones entre las personas, los afectos y traiciones, la familia, las esperanzas y amarguras cotidianas. Las que todos vivimos en la vida diaria. La fusión entre ambos planos está muy bien lograda; el lector pasa sin darse cuenta de uno a otro, una y otra vez. El resultado de esa fusión es que Hitler adquiere características tan humanas como la vacilación, la ignorancia, la confusión. Y, al mismo tiempo, la vida familiar de la descendencia de Hanussen es continuamente invadida por el plano de la gran Historia, la que puede tener efectos sobre toda la Humanidad.

No es una novela histórica; es una ficción construida sobre hechos que la Historia recoge como importantes, y a los que le da una nueva forma, un nuevo sentido, a la luz de esa ficción.

La relación entre el nazismo y el ocultismo está, creo, bastante extendida y debatida, y se ha escrito mucho sobre ella. Digo “creo” porque no es un área de la que sepa mucho. En El Legado esta relación se aprovecha con maestría. ¿Por qué? Porque rescata una idea afianzada en el inconsciente colectivo: el mago, el brujo, la entidad oscura, el hombre de las sombras con poder para manipular a los hombres públicos. Y con ella ofrece una explicación para el ascenso de Hitler que resulta coherente. La calidad de esta explicación radica en que se ha prestado atención a los detalles históricos tanto como a la lógica interna de la “magia” de Hanussen; y eso le otorga verosimilitud. Para mí, como lectora, es un valor fundamental de El Legado: sabiendo que es ficción, me convenció de esa ficción que muestra.

No deseo hablar de situaciones precisas, en honor a quienes aún no la han leído, pero no resisto el comentar que la idea del aprovechamiento de las emociones de la gente —y la forma con que se desarrolla esta idea— me resultó, como clave de la primera parte, fascinante.

Si inicialmente la historia es una historia de hombres, luego se convierte en una historia de mujeres. Son ellas las que, en definitiva, deciden sobre el presente y sobre el futuro. Mujeres fuertes, con capacidad para elegir, para soportar el dolor, para ir en contra de los convencionalismos, para seguir su propio camino, para defenderse a sí mismas y también a quienes aman. Si Hanussen se negó a reconocer que todo poder tiene un precio, ellas —desde Alice hasta Justine— lo saben, lo aceptan. En el fondo, los esfuerzos que hace Hanussen para evitar el desastre final los hace en contra de ellas: es a ellas a las que no puede doblegar, vencer, lograr que hagan aquello que él desea. Él, que dominó a Hitler, que fue artífice de hechos que afectaron a la Humanidad, que maneja un imperio financiero y manipula gente de todas clases sociales en más de un continente, que planifica jugadas de ajedrez a largo plazo… él no puede dominarlas. Quizás porque no quiere: son su familia, y él las ama.

Así, Hanussen, que ejerció un poder que exigía el sacrificio del amor y de la descendencia para existir, termina en manos de Alice y Sofía, justamente porque ellas poseen y ejercen un poder que, para existir, exige la presencia del amor y el amor a la descendencia.

Ambas clases de poder son imágenes especulares entre sí.

Creo que uno de los mejores aspectos de la novela es esto último, porque, en definitiva, Hanussen, Alice, Sofía, Albert, Oliver… quedan presos en su propia condición de seres humanos, y lo que sucede y lo que sucederá no es debido a la magia: ellos sienten y actúan como seres humanos.

La trama de la novela se extiende y entrecruza en diferentes caminos: una ambientación asociada con la descripción de sucesos históricos —el ascenso y caída de Hitler, la aparición del hippismo—; características de novela policial —la muerte de Will, las acciones de Klein—; las luchas individuales de los personajes para hacerse un lugar en el mundo —el taller de costura, los fondos para el Museo, por ejemplo—.

Sin dudas, la estructura de la novela, pensada y ejecutada en forma impecable, hace posible que estos diferentes caminos se incorporen hasta conformar una trama compleja y sólida, que atrae y lleva a leer El Legado en forma casi adictiva hasta la línea final. Valga como ejemplo de la calidad de esta estructura la precisión con que se introducen los personajes secundarios para anudar hilos de la trama. Por ejemplo, Rose aparece como personaje relacionado con la puesta en marcha del proyecto profesional de Alice, pero al mismo tiempo es quien salva la ignorancia de Alice con respecto a los sucesos en Europa (cuestión vital en el desarrollo de la narración); y luego su hija es motivo para que Alice se comunique con su padre, y a su vez ello es motivo para que se introduzca la idea de un laboratorio en manos de Hanussen, el cual a su vez tendrá importancia más tarde…

La prosa, fluida, claramente cuidada para no caer en extremos, y los diálogos, bien armados (hago una mención especial a los diálogos con la niña Sofía), se equilibran entre sí, dándole a la lectura dinamismo e impidiendo que el interés decaiga, cuestión que no es fácil de conseguir en una novela extensa.

Una mención particular sobre la figura de Welldone. Este personaje, envuelto en una nebulosa, siempre presente, nunca terminado de revelar, crea por sí mismo el eje más profundo de la trama. Si la forma de operar de Hanussen sobre Hitler aparece argumentada, descripta a través de técnicas y actos reducibles a tácticas y estrategias, el motivo último de estas acciones no llega a saberse… porque no sabemos quién fue Welldone y qué quería. En esa ignorancia se abre las puertas a reflexiones que quedan pendientes luego de la lectura de la novela. Welldone, que manipula el curso de la Historia como si fuera un dios y a través de una sabiduría que parece ser de un nivel superior, también parece patética y humanamente confuso en sus ideas e intentos. Por eso creo que el primer capítulo es importante: contiene las claves de lo que vendrá después. Welldone parece querer intervenir en el futuro de la Humanidad para bien de ella, a través de otorgarle conocimientos a ciertas personas, conocimientos que las harán poderosas… pero, ¿cómo elige a Hanussen y cómo lo convence de aceptar su oferta? ¡Por su ambición y a través de esa ambición, exacerbándola! En el capítulo 34, Alice le pregunta a John Klein: «¿Cree usted en el destino, John?». Él contesta: «Creo que lo que sucede es el resultado de nuestras acciones, para bien o para mal». Al igual que John, creo que El Legado no habla de la inevitabilidad del Destino, sino más bien de una profecía autocumplida: el poder en manos de la ambición no requiere de influencias astrales para conducir al desastre, porque a su servicio terminará quedando tanto el odio como el amor. Por eso, en sus últimas decisiones, tanto Justine como Oliver sintetizan, en sí mismos, toda la historia previa, y el final de la novela —esperado o no— redondea la historia con precisión de cirujano.

Una novela para leer, disfrutándola como tal, en su historia y en la forma de narrar esa historia.
También una novela para reflexionar.


Esther González

sábado, 16 de enero de 2010

Miguel Ángel Gómez Juárez, hace una reseña de El legado


Paseando por Internet, he encontrado un blog muy interesante: Me Gustan Los Libros, de Miguel Ángel Gómez Juárez. es un sitio dedicado exclusivamente a hacer reseñas de las novedades editoriales. Miguel Ángel hace una reseña de mi novela que aquí copio:

¿Existieron fuerzas ocultas que ayudaron a Hitler en la realización de sus deseos?

Si hubieran nacido descendientes con sus mismos genes, ¿cuáles serían las consecuencias?

La escritora Blanca Miosi afronta estas apasionantes preguntas en su novela "El legado. La hija de Hitler" (ed. Viceversa, 2009).

Las relaciones entre el Hitler y el ocultismo es un tema que cada vez ha ido cobrando más protagonismo para ofrecer otra lectura sobre lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial.Este libro ofrece una propuesta sugerente sobre las relaciones entre Hitler y el enigmático Erik Hanussen, vidente de gran prestigio cuya vida y muerte siguen siendo un misterio. Hanussen es el protagonista principal de la novela, que comienza con una propuesta que otro extraño personaje llamado Welldone hace al mago. Le ofrece enseñarle los secretos de la magia: "Si lo deseas podré ayudarte. Obtendrás poderes que te servirán más que el dinero". Sólo hay una condición, no puede entablar ninguna relación sentimental, ni tener descendencia.

Guiado por Welldone, de quién aprende todos los secretos del ocultimo, Hanussen desarrolla unos poderes que le llevan a ser una persona influyente en él éxito de Hitler. Hanussen es quién le enseña a Hilter todo lo necesario para llegar a la Cancillería y establecer un reinado de poder e influencia sobre la gente. Esta parte de la novela es apasionante, asistimos a hechos históricos protagonizados por sus personajes principales, además de Hitler y Hannusen, por las páginas de la novela aparecen Himmler, Rudolf Hess, Goebbles, Rommel, Churchill, Aleister Crowley, etc., protanogistas de los principales acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial.

En el libro también se hace referencia a temas sugerentes como el oro nazi, las armas secretas nazis, la lanza de longinos, etc.

La autora se adentra también en otro tema de gran interés, la "guerra mágica" entre los servicios secretos británicos y el ejército nazi, intentando influenciar en el bando contrario con "armas no convencionales".

La segunda parte de la novela se centra en la familia de Erik Hanussen. El mago no cumplió lo pactado y tuvo una hija. A partir de aquí, se producen una serie de hechos que culminan con la aparición de una descendiente de Hitler. Si la saga familia continúa hasta la tercera generación, las consecuencias para la humanidad pueden ser desastrosas. Esta parte es la menos interesante, con personajes y situaciones algo rocambolescas. El libro plantea temas controvertidos que todavía son motivo de discusión. A la hora de tratar la figura de Hanussen hay un peligro y es creer que en el ocultismo hay una parte positiva que se puede controlar para el bien. La vida de Hitler y el "círculo de poder" que se formó en torno a él, nos demuestran todo lo contrario.

sábado, 2 de enero de 2010

Desde La Florida, USA, un comentario de Daniel De Cordova


A mediados del 2004, mientras ensayaba con los actores para el cortometraje: La Estrella de David, mi querida amiga Blanca Miosi me contó fragmentos de una fascinante historia que estaba desarrollando, ambientada en La Segunda Guerra Mundial.
Cinco años después, esa historia se transformó en su tercera novela publicada: El Legado: La hija de Hitler.
Blanca tiene una característica que la distingue: su prosa te atrapa desde la primera línea.
“El Legado,” además de nutrirse con precisiones históricas, aborda dos temas de interés:
.- El ocultismo como medio empleado por Hitler para lograr su ascenso y permanencia en el poder.
.- La posibilidad de imaginar al Führer dejando un linaje oculto, inspirado en una profecía.
Esta exquisita obra no lo dejará indiferente. La recomiendo.
Por cierto querida amiga, la causalidad destinó que este testimonio sobre tu magnífica novela, coincidiera con una fecha muy especial: tu cumpleaños.
Te deseo todo el éxito del mundo.

Daniel DC